13 de noviembre de 2012

Hospital en Mozambique. Resultados Vacuna anti-malaria

Resultados de las pruebas de la vacuna contra la malaria en el Hospital Manhiça de Mozambique

El Centro de Investigación de Salud de Manhiça en Mozambique, es uno de los once centros que han probado la vacuna de la malaria. La mayor esperanza contra la malaria, la vacuna que prueba el español Pedro Alonso en Mozambique, ha sufrido el primer tropiezo serio en el camino que emprendió hace veinte años. Los resultados cosechados estos años han sido cada vez más esperanzadores, tanto que se confiaba en que la vacuna desarrollada por GlaxoSmithKline (GSK) sea la primera en frenar las 655.000 víctimas anuales que el parásito se cobra
en el África subsahariana.

El primer revés ha llegado con los resultados parciales de un ensayo clínico, el penúltimo antes de que la Organización Mundial de la Salud decida si el fármaco puede aprobarse y utilizarse a gran escala. Probada en 6.537 recién nacidos de entre seis y doce semanas de vida de siete países africanos, solo ha conseguido reducir el riesgo de malaria en un 31%, un 37% en el caso de malaria grave. Estos datos se publican en la revista científica «New England Journal» y se han dado a conocer en la Conferencia Africana de Vacunología que se celebra en Sudáfrica.

Los resultados son pobres si se comparan con los obtenidos en un ensayo clínico anterior. Este también se hizo en el corazón de África, donde hay mayor exposición a la enfermedad, pero con niños algo mayores, de entre 5 y 17 meses. La misma vacuna (llamada RTS,S) demostró entonces una eficacia del 50%. Sigue siendo baja si se compara con el 90% de éxito de vacunas tan conocidas como la del sarampión o el tétanos, aunque suficiente para luchar contra una enfermedad tan letal.
La decepción de Pedro Alonso

El epidemiólogo, Pedro Alonso, uno de los «padres» de la vacuna reconoció ayer a ABC «cierto grado de decepción». «Hace dos meses hubiera apostado por que se lograría una protección del 50-55 por ciento. Parecía razonable que se repetirían los resultados del anterior ensayo, pero no olvidemos que inducir cierta protección frente a un parásito tan complejo como el de la malaria sigue siendo un paso gigantesco. Ahora necesitamos seguir investigando para resolver todas las preguntas que se plantean, así avanza la ciencia».

¿Por qué la misma vacuna protege mejor a los niños más mayores? ¿los anticuerpos de la madre, presentes en los recién nacidos, restan eficacia? ¿merecerá la pena utilizar a gran escala una vacuna con eficacia reducida? ¿Invalidan estos resultados la vacuna?

Para resolverlas aún habrá que esperar. Pedro Alonso adelanta algunas claves: «No es el fin de la vacuna, solo tenemos unos resultados parciales que arrojan sombras. Por una cuestión logística, lo ideal es inmunizar a los niños al mismo tiempo que les damos las vacunas habituales, pero podríamos retrasarlo». El investigador también cree que la OMS tendría pocas dudas en autorizar una vacuna con un 50% de protección, «un 30% parece poco, pero evitaría más de 330.000 muertes al año». Ni a corto ni a medio plazo, dice, habrá «una bala mágica contra la malaria» que resuelva por sí sola la enfermedad. «Necesitaremos luchar contra ella, con todas las herramientas, con medicamentos y mosquiteras impregnadas en insecticidas».
Mejor que las mosquiteras

Salim Abdulla, el investigador principal de la investigacion, no tira la toalla y también mira con optimismo los resultados alcanzados. «Nuestro estudio indica que la vacuna experimental puede proteger a niños de corta edad contra la malaria y que esa protección es mayor que las mosquiteras impregnadas de insectida, utilizadas para proteger a los bebés en la cuna». Sin embargo, Abdulla también reconoce que los nuevos resultados han sorprendido a los propios investigadores involucrados y que habrá que estudiar más para entender el potencial de la vacuna en la lucha contra la malaria.

El laboratorio GSK también se queda con el vaso medio lleno. Tras la presentación de los resultados en Ciudad del Cabo (Sudáfrica), Andrew Witty, consejero delegado de la compañía farmacéutica, destacó la «protección significativa» que consigue la vacuna de GSK en recién nacidos y bebés africanos. «Estamos convencidos de que podemos jugar un papel clave en el manejo de la malaria y continuaremos trabajando con nuestros socios para entender mejor esta información y definir cómo dar la mejor utilidad a la vacuna para conseguir los mejores beneficios en las zonas donde la enfermedad es endémica».

El filántropo Bill Gates, que patrocina el desarrollo de la vacuna, insistió en la misma línea positiva -«Lo conseguido es un hecho científico de gran importancia»-, pero reconoció que se necesitan «más estudios» para luchar contra un parásito tan complicado como la malaria. «El ensayo clínico continúa y esperamos cosechar más datos que nos ayudan a decidir cómo se puede mejorar».

        Ignacio Gil

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