GUINEA-CONACRY .- Expulsión de jihadistas malienses - ¿Es quizá el efecto bumerán de la crisis?
Hay malienses que se han vuelto “persona non grata” en Guinea Conacry. Es al menos lo que podría afirmarse viendo lo que acaba de ocurrir. En efecto, las autoridades de este país han tomado la decisión de expulsar de su territorio a 24 malienses sospechosos de pertenecer a los jihadistas (partidarios de la “guerra santa”).Estos 23 jóvenes, de una edad comprendida entre 25 y 30 años, y un anciano, todos, naturales de Gao, fueron entregados a las autoridades del Malí el pasado 14 de octubre.
Si se comprobara que los hechos que se les atribuyen son ciertos, habría motivo tanto para inquietarse como para alegrarse. Inquietarse porque ello querría decir que los jihadistas se han infiltrado en las ciudades de la subregión para desplegar allí sus tentáculos. Y alegrarse porque la operación significaría que los servicios de información de Guinea son eficaces y que el país de Alpha Conde quiere evitar los sufrimientos que los Malienses están padeciendo.
En pura lógica, esta expulsión de los Marianos debería interpelar a las autoridades del Malí que están contemporizando por diversas razones en todo lo concerniente a la liberación del Norte del país. Si con ello se identificara a los Malienses con los Islamistas, sería perjudicial para ellos. Su imagen se deterioraría gravemente. Y si los Malienses son conscientes de ello, deberían actuar rápidamente para deshacerse de estos islamistas que mandan en el Norte y quitárselos así de encima. Y todo ello para que el Malí recupere cuanto antes la antigua imagen de país laico donde los ciudadanos practican un islam moderado y tolerante.
Nadie puede negar el hecho de que el Malí ha sido durante mucho tiempo un país donde el saber coránico se adquiere en un clima de paz, sin ningún tipo de discriminación motivada por la raza o el color. Muchas eminentes personalidades del mundo musulmán han ido recibiendo las enseñanzas y las virtudes del islam al borde del río Djoliba. De todas maneras, al Malí le conviene despertarse rápidamente antes de que los jihadistas lleguen a transformar el Norte del país en un laboratorio indestructible de terrorismo. El país debe partirse el pecho (actuar con gran energía) y declarar la guerra contra el jihadismo.
Y ello urge porque lo que es seguro es que cuanto más dure la crisis más desastrosas serán las consecuencias para los malienses del interior como del exterior. Si no se toman medidas rápidamente, esta nueva situación que se ha producido en Guinea podría perjudicar rápidamente a la movilidad de sus compatriotas en el extranjero.
Y por ello, sería deseable que, en la operación llevada a cabo por las autoridades guineanas, se hayan respetado las reglas del arte, y que esté fundamentada en pruebas sólidas y no en simples sospechas. Y cuando se sabe todo lo que los Malienses que residen en el extranjero aportan a su país, habría que temer que tales situaciones hundan todavía más el país, ya suficientemente castigado, en un estado catastrófico todavía mayor. Es de temer un efecto bumerán de la crisis del Malí para los propios Malienses.
Dabadi ZOUMBARA, el 17 de octubre 2012 .
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